domingo, octubre 15, 2006

15 de octubre.



En la vida de las personas hay fechas que son importantes, y estas no necesariamente están ligadas al onomástico, al aniversario o lo que fuera. Por el contrario, la importancia de estos días –por lo general- están signados por el azar.

Todo aquel que ha escrito un texto importante para uno sabe bien que muchas veces el punto final que se la da a un trabajo arduo es el punto de inicio del desfogue que nos aliviana la carga emocional que lleva el proceso creativo. Es cierto, cuando se termina de escribir una novela terminamos agotados físicamente, es una verdad que muchos tratan de negar; pero todo escrito es autobiográfico, en él se ponen en juego nuestros cinco sentidos en pos de la trama que te tiene atrapado.

En mi caso, las cosas fueron especiales, llevaba más de tres días en blanco, sin dormir, tratando de darle los retoques finales a mi primera novela en el 2004. Sin embargo, un par de detalles se hicieron presentes segundos después al dar por culminada La cacería: por un lado, en la tarde se me había devuelto un añorado libro de Cummings y mi padre me lo había alcanzado justo en el momento cumbre de mi viaje imaginario, cogí el libro y lo empecé a hojear, me dejé llevar hasta el poema En un lugar que nunca recorrí, me dejé caer en picada por dichos versos que me carcomían la piel y henchían mi corazón, pensando en la verdadera razón por la que había decidido arriesgar mucho en una historia, con la esperanza de esperar algo sin esperarlo, sin pedir nada a cambio, pero con la dicha de no haberme sentido solo mientras me encontraba embarcado.

El azar me llevó a la novela, la angustia me llevó a Cummings, Cummings me llevó a experimentar un paroxismo mayor durante los primeros minutos del día 15 de octubre, como para no olvidarlo jamás, como para guardar para siempre un recuerdo que lo cuidaré con todas las fuerzas que aún me quedan. La cacería es una novela llena de claves.

En la foto, EE Cummings.

1 Comentarios:

Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

Hola, Antonio. Nada que ver, fuiste muy generoso en tu comentario a La cacería. Este post no es sobre La cacería; está, ante todo, dirigido al sentimiento en el que descanso la escritura de la misma, de por sí, muy especial.
Gracias por escribir.
Gabriel.

10:15 p.m.  

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