viernes, abril 20, 2007

Bolaño

Hace unas horas entré a la página chilena Letras.s5. Entre los artículos que vi me dejo pensando la carta abierta de Jorge Contreras sobre unas declaraciones de Jorge Edwards publicada en el suplemento de Cultura de La Tercera de Chile. En la entrevista, Edwards dice -de manera prejuiciosa y despectiva- que los jóvenes escritores chilenos solo conocen a Bolaño, palabritas de Edwards que llevaron a Contreras a sentarse frente a su PC y sacar cara por su colegas de oficio.

En vista que los libros de Bolaño ya están en todas partes, como que me animé hacer una ligera repasada de lo que Bolaño emana en lo que se viene escribiendo en nuestra narrativa, mi idea era explayarme en más de mil palabras, pero me doy con la sorpresa que serán muchísimo menos ya que no logro rastrear ni siquiera un intento de patente Bolaño en los libros que he estado leyendo, aunque sí hay una novela que recoge el espíritu bolañesco amparado en la anécdota de mesa, de chat; lo cual está bien, en parte, puesto que lo ideal hubiese sido recoger los códigos de barras de los mismos libros de Bolaño y no regodearse con conceptos básicos jalados de Wikipedia, como todo lector, medianamente atento, podrá darse cuenta ni bien la lea.

Más allá de los reparos que puedan tenerse de Los detectives salvajes y 2666, reconozco que se tratan de novelas muy entretenidas. Empero, es clave decir que para poder apreciarlas en su totalidad, es menester conocer ciertos códigos literarios que en ellas se mueven. Sé que puede parecer muy tonto, pero no lo es ya que a través del conocimiento de estos códigos afincados en la tradición es que puede tantearse o valorar la verdadera poética de Bolaño. Por ello, cada vez que prestaba Los detectives salvajes (sería casi perfecta si es que tuviera solamente unas trescientas páginas), el lector de ocasión solo llegaba hasta la página cien, y claro, lo curioso del caso era que estos lectores de ocasión eran personas que ostentaban ciertos galeones literarios o académicos, en algunos casos ofrecían una valoración de Bolaño por su tendencia política, pero casi todos se acercaban a él porque estaba (está) de moda.


Donde mejor se puede apreciar a Bolaño –como no pocos se han dado cuenta- es a través de su narrativa breve, ya sea en cuentos o novelas (Estrella distante, de lejos, la mejor). Se habla tanto pero tanto de Bolaño, que si él estuviera vivo no pararía de denostar de quienes pregonan su nombre sin haberlo leído bien, o mejor dicho, sin haberlo leído. A Bolaño le jodía la pose y la ignorancia. Y me lo imagino perplejo ahora que no pocos críticos y escritores -los de que de verdad lo han leído- lo vienen estudiando, porque se sabe que él no buscaba eso, ni mucho menos la inmortalidad. Total, ese parece ser su destino.

Contradicciones de la vida, cosas de los verdaderos grandes.

5 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

sí pues, oye, que tal lo de Galloso ayer????????????????????????????????????????????????????????

12:42 p.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

Lo de Galloso y Fischer se llenó.
G.

12:51 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Los libros de Bolaño estarán por todos lados, pero a qué precios...

1:37 p.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

El precio es lo de menos. Quien verdaderamente quiere leer, lee.
G.

1:42 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Hola Gabriel:

No es por molestarte o algo parecido, pero cada vez que escribes algo de Bolaño, siempre mencionas los códigos que se necesitan para entender - quizás no en su totalidad- a Los detectives salvajes. Sería bueno que los digas...

Saludos.

3:31 p.m.  

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