viernes, octubre 12, 2007

Animal Tropical (en Montreal)

Estoy seguro que si hubieran más narradores que, al menos, se acercaran como se debe a la propuesta narrativa de Pedro Juan Gutiérrez, pues otra sería la realidad del tan maltratado realismo sucio. Tampoco es mi deseo que se copie totalmente a este fabuloso escritor cubano, pero sí es necesario que se tenga en cuenta una cosa obviamente básica (y al parecer, lamentablemente denostada) : leer mucho.

Los tópicos de P.J. Gutiérrez siempre son los mismos: alcohol a raudales, harto sexo (del bueno), miseria, violencia, etc. Sin embargo, el enfoque que ofrece de cada uno de estos es muy distinto en cada libro suyo. No es lo mismo el tratamiento que Gutiérrez da con El Rey de La Habana con Animal Tropical, ni mucho menos con El nido de la serpiente con Nuestro G G en La Habana (todo un homenaje a Graham Greene). Sólo los despistados pueden decir que Gutiérrez escribe de lo mismo, porque si así fuera éste no gozaría de una merecida fama mundial.

El éxito de Gutiérrez es apabullante, celebrado por igual por la crítica como por el público. Y dato curioso: sus libros se editan (su Trilogía sucia de La Habana ya va por su décima edición) y se traducen cada vez más en todo el mundo, pero estos no circulan en Cuba. ¿Por qué será?

Gutiérrez es un autor por quien no dejo de proclamar admiración. La lectura de sus libros, no creo exagerar, se hace cada vez más imperiosa. Leerlo entre líneas me ha sido de gran estímulo, y me ha hecho revalorar el realismo sucio como propuesta. Y si en algo puedo ayudar en su difusión entre nosotros (parece que sólo se lo lee en un círculo caleta de lectores), pues recomendaría (yendo a la fija) Animal Tropical, El Rey de La Habana, Carne de perro, El insaciable hombre araña (en realidad, todos sus libros).
Si gustan verlo y escucharlo, pueden clickear en los dos siguientes videos que son parte del documental Animal Tropical en Montreal.

1 Comentarios:

Blogger Oscar Pita Grandi dijo...

Esa Habana es la que me atrae... la que no aparece en postales y se respira en Pedro Juan... ah, y de aquella perla engastada en la punta del glande, qué se puede decir.

4:24 p.m.  

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