lunes, abril 21, 2008

Carlos Yushimito


"Sabes bailar, ¿no".
Esta vez no le miento cuando le respondo que sí.
Durante cinco años lo había hecho para la escuela de samba de Mangueira, hasta que me hice viejo para seguir viviendo de la renta de un mes al año y los trotes entre lentejuelas no me dieron lo suficiente para alimentarme. Antes me había servido para encontrar un trabajo legal, y ahora me serviría para acostarme con una linda chica. ¿Quién me había dicho que bailar no me llevaría a ninguna parte? Qué importada, me decía: uno es lo que vive. Me sentí afortunado por mi agilidad, por mis fuertes y flexibles brazos. No me costó trabajo acomodar mi cuerpo a la curiosa sensualidad que Julia irradiaba; no me costó trabajo atacar sus fuertes ancas con las mías. La clavé con una mirada profesional, dejando en claro que solo éramos un hombre y una mujer haciendo lo que querían en una pista de baile. Nada más nos comprometía. Nos meneamos un buen rato hasta que las piernas nos pidieron una tregua: las suyas antes que las mías, y nos devolvimos a los sofás, exhaustos. Éramos dos langostas observadas por una cámara oculta, pensé: miles de televisores nos miraban de cerca, la complicidad de una buena venta, la felicidad de un par de respetables padres de familia. Sentí que las luces rojas y amarillas de la siguiente canción, la voz grave de Tim Maia arrastrándose como un comando camuflado en la oscuridad, nos calentaban de nuevo.
"Bailas bien", dejó caer en mi oído.
En realidad quería decir: "bailas muy bien, formidablemente", pero la dominaba esa continencia femenina que me había enseñado a comprender, incluso a valorar, en mí mismo, leyendo las revistas del corazón en la peluquería.
"No tanto como tú", le mentí.
"Ya ni siquiera me apatece que venga tu primo, Toninho".
Recordaba mi nombre.
Bailamos el resto de la noche. Nos besamos. Di buena cuenta de lo que sobraba en el sobre. Luego, con alguna excusa, me llevó a su casa. Quería saber si era verdad lo que decían: que uno baila como tira.
Al día siguiente, con el palo adolorido, desperté pensando que había sido el mejor sexo de mi vida.
(De: Las Islas. "Seltz". SIC Libros, 2006)

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

es excelente yushimito, como escritor, y tan encantador y educado él a la vez.

8:41 a.m.  

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