martes, junio 03, 2008

Miércoles 4: Presentación de EL MUNDO SIN XÓTCHIL



Miguel Gutiérrez y yo tenemos abiertas discrepancias ideológicas. Sin embargo, aquello jamás ha sido un impedimento para admirarlo como escritor y quererlo como ser humano. Y no puedo ocultar mi alegría por la edición de su novela EL MUNDO SIN XÓTCHIL en Punto de Lectura.
Y desde este blog animo a todos a leer esta novela, como también animo a que vayan mañana miércoles a la librería Crisol del Óvalo Gutiérrez, porque no todos los días tenemos el lujo de ver en persona a un gran escritor.
En febrero del 2005, David Abanto, Miguel Ildefonso, Carolina Fernández y yo tuvimos el gustazo de entrevistarlo, en el café Domino´s, para el primer número de la revista Pelícano. De la entrevista consigno dos preguntas sobre esta estupenda novela.
Aquí van:
Usted acaba de mencionar una de sus grandes novelas, El mundo sin Xótchil. Con respecto a ella y centrándonos en el estilo en que fue escrita, podemos percibir, entre otras cosas, cierta influencia narrativa de modelos del Siglo de Oro español. ¿Qué podría comentarnos al respecto?
Antes de ponerme a escribir la novela me pregunté: ¿quién cuenta la historia? O mejor, puesto que la novela asume la forma de Memorias, ¿quién es el autor de las mismas? Es un individuo de Piura que nace en el seno de una familia de terratenientes en decadencia. Hombre culto, pero con una cultura pasada, decide, traspuestos los 60 años, escribir la memoria sobre lo que fue el acontecimiento central de su vida que ocurrió 50 años atrás durante su infancia. El lenguaje entonces tiene que estar de acuerdo con la personalidad y la cultura del personaje autor de las memorias. No sé si hay mucho de Quevedo, pero en todo caso el protagonista debió ser un asiduo lector de poetas y escritores del Siglo de Oro de España. Recuerdo que una vez la conductora de un programa cultural para un canal local, a propósito de mi novela Xótchil, me preguntó si había leído Cumbres Borrascosas, pues le encontraba alguna semejanza con mi novela. Por supuesto yo había leído aquella hermosa novela más de treinta años atrás pero la tenía por completo olvidada al momento de la escritura. ¿Qué pudo ocurrir entonces? En mi ensayo El revés del mundo sin Xótchil he tratado de expresar el acto creativo tal como cristaliza en el momento de la escritura. Es el momento mágico, maravilloso de la creación literaria, donde confluyen todo lo que tú has vivido, todo lo que tú has leído y todo lo que has percibido. ¿De dónde sale este o este otro personaje? ¿De dónde sale, por ejemplo, doña Mathilde? Hubo modelos de la vida real que se fusionaron con modelos tomados del cine o de la novela. No fui consciente al momento de escribir, pero después advertí que doña Mathilde pertenece al linaje de las mujeres maduras que aman apasionadamente a hombres más jóvenes de la novela universal, como las protagonistas de Las ilusiones perdidas o La educación sentimental. Umberto Eco dice que el escritor posee una especie de enciclopedia personal, gran parte de la cual permanece sepultada pero que se activa durante el proceso creativo; son corrientes subterráneas que al ser convocadas, a veces fortuitamente, afloran con su misterioso poder transformador al momento de la escritura. No es improbable entonces que olvidados pasajes de Cumbres Borrascosas hayan venido desde el pasado para alimentar mi ficción. Y esto no me molesta, por el contrario me enternece porque admiro y amo mucho la novela de Emile Bronte.
En esta novela notamos un alejamiento del halo político que se encontraban en otras novelas suyas. ¿Cómo ve esta novela ahora que han pasado varios años?
Más allá de la ideología y la militancia partidista, me interesa la pasión política en la medida que responde a una de las experiencias fundamentales de los seres humanos. En El mundo sin Xótchil esta dimensión está como puesta entre paréntesis por la naturaleza de la historia y de los personajes. El mundo... trata de la búsqueda por parte de los pequeños amantes del amor absoluto, donde el tiempo transcurre por carriles distintos a los del devenir histórico, dimensión donde tienen lugar las pasiones políticas. Y la ética de los novelistas consiste en respetar los universos interiores de sus personajes. Todo lo cual no quiere decir que la política, las pasiones políticas, hayan dejado de preocuparme: al contrario, en la novela que estoy escribiendo el mundo de las pasiones políticas ocupa el centro de mi invención.

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