viernes, junio 18, 2010

Reseña de EL VIAJE QUE NUNCA TERMINA

No hay duda de que hoy en día Carlos Calderón Fajardo es el escritor peruano más prolífico. Todos sus libros muestran una calidad más que apreciable. Por ejemplo, PLAYAS, su último título, es hasta el momento el mejor en cuento del 2010. El año pasado, vía la editorial Altazor, se publicó su novela EL VIAJE QUE NUNCA TERMINA (La verdadera historia de Sarah Ellen). Novela corta que se lee con mucho placer, a la fecha el libro más exitoso en ventas del autor. Me consta, que la edición literalmente voló en menos de dos meses. Sobre EL VIAJE QUE NUNCA TERMINA encuentro una reseña de Max Pinedo Yahuana, en el blog Otras Voces.


El viaje que nunca termina de Carlos Calderón Fajardo es una novela corta de tendencia gótica con alusiones a la rabdomancia, la licantropía y el vampirismo.
Se nos presenta un viaje casi épico de un matrimonio singular los Roberts: John P. y Sarah, esta se encuentra “poseída” por la creencia de ser un vampiro; sin embargo, este comportamiento “era una forma de protestar contra la sociedad burguesa: ser anormal hasta el escándalo”.
Los esposos abordan el Estrella de mar al mando del capitán Álvarez rumbo a Sudamérica. En el trayecto desfilan una serie de cosas raras y espantosas, como la desaparición misteriosa de los tripulantes y asesinatos en La Habana, además de la enfermedad que ataca en el trayecto a John: el cólera. Ante la creencia de que Sarah es culpable de estos acontecimientos son expulsados de La Habana e impedidos de anclar en todos los puertos de Sudamérica, pero es en una caleta de Pisco donde por fin el capitán Álvarez se despide de ellos.
Esta novela es otro ejemplo del modo en que la literatura adopta los mitos ancestrales y populares amenazados por la modernidad y los devuelve en forma de leyendas urbanas. Ubicar aquí, el término ancestral, ya que si bien es cierto lo ancestral en el Perú deriva de otros orígenes ajenos al vampirismo, usamos el término para referirnos a un fenómeno que ocurre en la literatura como producto cultural y que, creemos existe en todos los pueblos. En la novela están presentes estas características y el autor con gran maestría, nos brinda una sucesión de datos históricos que justifican el retorno de Sarah en la década de los noventas, luego de que prometiera resucitar después de ochenta años. Sin embargo ahora, reinventada en pishtacos y seres que sacan ojos, elementos que, según el autor, son la analogía de tendencias políticas así como formas de gobiernos y ejércitos de “vampiros, ávidos de sangre”. En la actualidad Sarah “se instala en la cotidianeidad del mundo moderno” paradójicamente venerada como una santa.

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