domingo, julio 15, 2012

Ampuero: Cuentos, relatos, artículos y... poemas



Algo de experiencia tengo en estos negocios de las antologías. En realidad no es para nada difícil, solo hay que conocer bien el universo del cual quieres llevar a cabo tu escogencia. Y claro, es necesaria una distancia, una mirada fría con respecto del material que vas a trabajar.  Aunque también hay que desahuevarse y dejar de lado los amiguismos y las vendetas personales.

¿Pero qué ocurre cuando un autor tiene que seleccionar su propia obra? En este caso, los parámetros mencionados en el párrafo anterior se van a tacho. No hay distancia, queda de lado la objetividad. Se hace la criba desde el terreno del sentimentalismo, hasta se llega a creer que todo lo que se ha escrito es maravilloso. Entonces el autor debe atenerse a las consecuencias de su ego y terquedad.

En tiempo record llegó a mis manos Antología personal (Punto de Lectura, 2012) de Fernando Ampuero. Cuentos. Poemas. Prosas. A secas.

Conozco bien la narrativa de este autor, a quien, dicho sea, le está yendo mejor, como escritor, desde que dejó El Comercio. Y la opinión favorable que tenía de su obra se ha reforzado considerablemente. Pero siento algo de desazón, puesto que debió asesorarse, dejar que sea otro quien realice el filtro. Claro, se dirá que si eso pasaba, el libro ya no sería una antología personal. Pero eso a quién diablos le importa. Todo vale en pos de antologías redondas, y con mayor razón cuando son personales.

Ampuero acierta en la sección Cuentos. Aquí nos topamos con cumbres de la cuentística peruana contemporánea, como “Taxi Driver sin Robert De Niro”, “Malos modales”, “Voces”, Bicho raro”, “Kim Novak en París” y “La aventura”. Pero también leemos uno muy sobredimensionado. “El departamento”. Buena historia, pésimo tratamiento. Pero en fin. No es culpa suya, sino del crítico Gustavo Faverón, que lo incluyo, rescatándolo de un número de Caretas de los ochenta, en su antología sobre la violencia política Toda la sangre. Nuestro autor salvó al cuento de la guadaña porque ya es parte de una antología importante, quizá la mejor que se publicó en la década anterior.

Las secciones Relatos y Artículos pudieron formar una sola. Es casi perfecta. Y lo es no por la alternancia de textos flojos, sino omisión de algunos que no sé por qué no integran el volumen. Pienso en “La teoría de la malagua. Narradores peruanos de fin de siglo”.

En ambas secciones es posible detectar una mirada distinta, un humor fino y a la vez callejero, capaz de elevar tópicos en apariencia remanidos. Gracias a su pluma adquieren otra tonalidad, ajena a la fugacidad de la escritura periodística. Al respecto, hasta sus más acérrimos detractores estarán de acuerdo con este servidor.

Definitivamente, Ampuero tiene muchos amigos y amigas. Y entre ellos algún que otro escritor y varias lectoras empedernidas y serias… Por eso me atrevo a especular, es lo que me queda para intentar explicarme la justificación de la sección Poemas. O sea, ninguno de ellos ha sido capaz de decirle que no es poeta. Si le hubieran dicho que es un mal poeta, sería excesivo, porque estaríamos aceptándolo como vate. Y no, pues. Así no se juega…

Por cierto, en la contratapa del libro figura un párrafo de Washington Delgado sobre el Ampuero poeta : “Ampuero es un poeta extremado y original”.

Sin comentarios, Delgado se pasó de generoso.

Yo no soy amigo de Ampuero, pero me consta su buen talante para las críticas, e imagino que aún más para con la verdad. En tal sentido, querido Fernando, no eres poeta. Lo tuyo ha sido, es y será la Narrativa.

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