domingo, agosto 05, 2012

Texto de presentación - '(Ella)' de Jennifer Thorndike



A continuación, el texto de presentación que leí sobre la muy buena novela (Ella) de Jennifer Thorndike, en la pasada edición de la Feria Internacional del Libro de Lima.






Estamos ante un libro medular del proyecto literario de Jennifer Thorndike. Y me disculparán la digresión, pero me es imposible no recordar los buenos comentarios que recibí sobre su cuento “Día de salida”, que incluí en Disidentes 1. Antología de nuevas narradoras peruanas. Como en todo florilegio, hay relatos que gustan más que otros y los lectores son fieras al momento de marcar sus preferencias. Pues bien, solo con Thorndike hubo consenso: la contundencia de su poética patentizada en el citado cuento, lo que a todas luces era un salto más que cualitativo en lo que venía escribiendo.

Ahora, como lector compruebo que ese salto cualitativo se redefine y repotencia en esta novela breve (Ella), editada por el mejor sello peruano independiente, el más decente y pulcro, Borrador Editores. (Ella) es la versión recargada del ya citado título incluido en Disidentes 1, que ubica a su autora en un lugar de privilegio en el imaginario de la nueva narrativa peruana, es decir: entre las referencias ineludibles, las que no aceptan la categoría de “interesantes”. Jennifer Thorndike, a secas, ha demostrado que es una escritora seria y con oficio. Talento tiene y la pudo hacer fácil, apelar al efectismo haciendo uso de un lenguaje sumamente funcional. Pero no, no ha sido así. Y es en este aspecto en lo que sí quiero hacer hincapié.

Le pido al lector que no se deje engañar por la brevedad de la publicación. En lo poco, Thorndike transmite mucho, nos hace sentir y pensar sobre su protagonista, una mujer que bordea los sesenta años que está segura de haberse liberado del yugo de una madre posesiva, a la que ha cuidado en el curso de su larga enfermedad. Podríamos en teoría ubicarnos ante una cura externa. Y no es así, nuestra antiheroína, porque eso es ella, una antiheroína, sucumbe ante el ajuste de cuentas en la experiencia de la palabra, dejando de lado los recursos descriptivos en pos de la más pura intención testimonial, la más de las veces cruda y confrontacional.

Ahora, ¿acaso es la primera vez que se hace algo así? Obviamente, no. Más de una voz narrativa peruana ha hecho uso de las facilidades del registro testimonial, y ni hablar de lo que se publica al respecto más allá de nuestras fronteras. Para mi buena suerte, me gusta este tipo de literatura, y en el gusto uno termina forjándose una cierta experiencia, capaz de detectar las mentiras y facilidades que esta clase de registros proporciona. Es por eso que estar hablando de (Ella) me causa una tremenda alegría y satisfacción, ya que la misma escapa de las patrañas aplicadas por los que han recorrido interesadamente estos senderos. Bien lo sabe el lector entrenado: escribir bien no es mérito literario. Lo que interesa en literatura es, ya lo dije líneas arriba, transmitir, violentar al lector, incomodar. Y esto Thorndike lo consigue, porque conoce bien a su antiheroína y se ha nutrido bien de la atmósfera (tradición, que recoge no poco de Carta al padre de Kafka y Patrimonio de Roth) en la que guía esta novela del desarraigo emocional. No solo la antiheroína nos zarandea, también, pues, la presencia en ausencia de la madre muerta y el hermano gemelo, aliado al principio, enemigo al final. En otras palabras, nuestra autora ha partido de la configuración de cada uno de sus personajes. Los perfiles no se pierden, ni son dependientes, cada uno es una galaxia distinta en la que yace el curso narrativo de esta empresa. Aquí los personajes parecen malos, despiadados con la progenitora, pero en realidad son ellos mismos, nosotros mismos. Con ellos Thorndike es la que ha calado más en la psicología humana de entre sus colegas de generación.

(Ella) es una novela de total madurez. Y se trata de un mérito mayor en Thorndike cuando en narrativa es casi imposible encontrar madurez, puesto que los que escribimos nos topamos con esta luego de muchas aguas/años de recorrido. Con esto no quiero decir que Thorndike sea nuestra Alice Munro, menos aún la versión juvenil de Lorrie Moore. Sencillamente, Thorndike supo bien qué era lo que anhelaba escribir, sabía del mundo a radiografiar, y en ese espectro puso toda la ambición de su específico imaginario. En lugar de un jardín, prefirió entregarnos una bellísima maceta. Para escribir se necesita dinamitar el ego, creérsela en justa medida de que se puede hacer algo más que importante. (Ella) no solo es una muy buena novela, que indefectiblemente le traerá justo réditos a su hacedora, también le brinda aires de frescura y vitalidad a la  narrativa peruana actual enfocada. La literatura es la verdad camuflada de mentira, y en esta línea ubicamos a (Ella), que estoy seguro se abrirá paso por sí sola y crecerá más en los próximos años.

Muchas gracias.

2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Para qué publicas en Altazor, pásate a Borrador.

1:22 p.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

Calma, exaltado Anónimo, tengo para rato en Altazor :)

1:48 p.m.  

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