jueves, octubre 04, 2012

Los inicios de Buko



Este post me resulta especial. Acabo de pasar poco más de ocho horas seguidas con un libro de Charles Bukowski, Ausencia del héroe (Anagrama, 2012). No leía a este hijo de puta desde el 2002. Absolutamente nada de nada. Ni siquiera cosas sueltas. Y alguna que otra vez he tenido no gratas experiencias con sus seguidores, o hinchas en todo caso, quienes hacen una defensa cerrada de su gurú. Yo la tengo clara: su mejor libro es Hollywood y, luego de este, como para calmar a la barra brava, La senda del perdedor.

Dejé de leerlo porque creía que su propuesta era un asfixiante círculo vicioso. Sabemos que Buko fue un grafómano contumaz, pero no todo lo que escribía y, por ende, publicaba, guardaba relación con eso que llamamos calidad. Se leía a Bukowski por tratarse de él y no por lo que su poética nos podía transmitir. Me hartaba ver a tanto Bukowski Kid que hacía suyo lo más fácil del escritor: la actitud iconoclasta. Quizá mi inmadurez me llevó a ponerle una tregua, tal y como también lo he hecho, aunque bajo otros motivos, con Vargas Llosa, García Márquez y Cortázar, que en principio pensé momentánea. Pues bien, luego de leer esta recopilación de relatos y ensayos inéditos en castellano, publicados entre 1946 y 1992, me pregunto si fue o no un error esa decisión.

Me gusta rastrear la biografía (entiéndase la definición de Nabokov) de los escritores que me interesaron. En los textos del presente volumen tenemos la radiografía de cómo Bukowski fue perfilando su estilo, la semilla de su prosa cortante e incómoda, del por qué a través de esta, temas como el sexo, el desarraigo y el alcohol, adquirían un vuelo que taladraba la piel. Son también una proyección de la formación de su sensibilidad creativa, llena de contradicciones (¿Cómo contar?) y convicciones (De esto voy a escribir), siendo así testigos de la génesis de sus títulos más conocidos. Y un punto central, lo biográfico, en los cuentos “La historia del violador” y “Ah, Liberación, libertad, lirios en la luna”, nos relata, canibaliza, los abusos que sufrió de niño por cuenta de su progenitor. Y llaman la atención sus impresiones literarias de escritores y poetas, sea Ginsberg, Creeley, Zufosky…, a los que trata con respeto, pero sin caer en la absurda zalamería, que refrendan su condición de gran lector, un gran lector que sobrevivía en la marginalidad pero que persistía a pesar de los óbices, como bien señala David Stephen Calonne en el prólogo.

Ahora, en el libro encontramos un detalle que pocas veces le hemos leído: un respiro de esperanza, que en contados pasajes se eleva a una cursilería ruborizante y que nos acerca a un lado humano que bien podría tirar por los suelos su leyenda de maldito.

Ausencia del héroe es una lectura obligada, no solo para los Bukowski Kids, sino para los interesados en saber qué hubo en la trastienda, en los inicios, de este gran escritor.

4 Comentarios:

Blogger inDiios dijo...

Casi todos los que defendemos y proclamamos la manera de ver la vida desde el punto de vista "chinaski" no es que solo leímos a Bukowski, o se pasan la vida leyendo a referentes de este; como Miller... es solo que hay una conexión magnifica que escapa de toda mierda académica...

12:05 p.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

Eso es cierto.
Saludos
G

12:06 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

¿ y el precio Ruiz?¿ Lo venden en selecta?

12:26 p.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

Lo vendíamos. Ya no lo tenemos. Ss
G

3:13 p.m.  

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