viernes, noviembre 16, 2012

Ensayos/ Notas/ Prosas

 
 
 

En este blog he tratado con toda la objetividad posible la poética de Fernando Ampuero. En algunos casos fui soberanamente duro y, a diferencia de muchos letraheridos, varios supuestos amigos míos entre ellos, que a causa de una reseña negativa me han dejado de hablar, me han desterrado de las gloriosas parcelas del Facebok y, de yapa, me han privado del honor de leer los archivos finales de sus cuentarios, novelas y poemarios, él me ha demostrado que es todo un caballero. El tío no se pica. No viene con pataletas. Destaco esta actitud del otrora Playboy. Es de idiotas molestarse por una reseña negativa, y no por el bien de la propuesta literaria, sino por salud mental y emocional.
¿Cómo calificar Viaje de ida (Lápix Editores, 2012)? Pues siendo lo más justo posible, diré que es toda una delicia, una invitación a la pasión por la lectura y que nos pone de manifiesto a un Ampuero lector, gran lector por cierto, apasionado y frívolo, amigo y cómplice, y harto generoso, puesto que los textos, la mayoría de corte literario, que conforman la publicación, generan un hechizo que se agradece: buscar los títulos de los autores que escribe. Leerlos y releerlos es la idea…
Ampuero no será el primero ni el último al que le editan una compilación de sus artículos, ensayos y conferencias de literatura, y otros tópicos más. Llega un momento en que a los escritores se les ocurre armar un libro en donde meten este tipo de escritos, la mayoría publicados previamente en diarios y revistas. Quieren brindar cátedra a una audiencia ignorante e inculta, escuelearnos en los maravillosos senderos del oficio literario; por eso resultan tan aburridos, inanes, impotentes, pedantes, fríos, distantes... No hace falta conocerlos en persona para saber que tienen el alma chiquita. Viaje de ida hace alarde de la siguiente característica: asumir la experiencia de la lectura como una experiencia hormonal. Es que el acto de leer es igual a la experiencia sexual. Apunta: una necesidad natural. No se lee para saber más y porque si lo haces serás una mejor persona…
 Buena parte de estos textos andaban perdidos por ahí, con un poco de suerte los podíamos encontrar en Internet. Pero ahora ya no será necesario hacer arqueología virtual, mucho menos viajes a la hemeroteca de la Biblioteca Nacional. Hasta hace algunos días juraba que el mejor Ampuero estaba en Gato encerrado, que no es poca cosa, pero ahora el mejor Ampuero yace y se mueve como pez en el agua en Viaje de ida. Y esta conclusión no esconde grandes secretos, en realidad no esconde ningún secreto, puesto que en la lectura de estos artículos, ensayos y prosas, sentimos que no estamos ante una "lectura", sino ante la exposición sencilla y risueña que nos hace un pata que con toda la buena onda nos habla, y sin pontificar, de lo difícil que es el oficio literario, que vale la pena zambullirnos en los centenares de páginas de una gran novela, más aún en un mundo marcado por estúpidas prisas que, sin darnos cuenta, nos animaliza cada vez más,  y que a la vida hay que saber sacarle la vuelta.
Chejov, Maupassant, Hemingway, Salinger, Ribeyro, Vargas Llosa, Bryce, Borges, Lennon, García Márquez, Cortázar, Cabrera Infante, Fellini, Capote, Ajmátova, Rimbaud, Flaubert, Cisneros, Fitzgerald, Camus, McCoy, Romain Gary, Lowry, Kafka, Petronio y muchos más, gracias a su voz nos son cercanos, iguales a nosotros en miserias y aspiraciones, y que en más de un tramo nos brinda una mágica sensación epifánica.

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