miércoles, junio 18, 2014

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En los últimos días he estado inmerso en un par de textos que me han dejado al borde de la sequía mental, al menos eso es lo que suponía hasta hoy en la mañana, luego de un sueño profundo, a pesar de la pesadilla críptica que hizo que me despertara de sopetón a las cinco de la madrugada.
Me desperté con un fuerte dolor de cabeza. Eran las nueve de la mañana y debía alistarme para ir a la librería. Pero cometo el error/acierto de revisar mi bandeja de Face, en donde me preguntan si puedo escribir dos textos más, peticiones que acepto y que pienso planificar con el suficiente tiempo, es decir, en teoría, tenerlos listos una semana antes de su fecha de entrega. Me sorprende planificar, porque siempre he sido muy cumplido, pero a veces los viajes te desordenan, hacen que te desconectes, peor aún si tienes la costumbre de no usar agenda, y más allá de los contratiempos, sigo en mi idea de no usarlas, de lo contrario sería mi fin, una especie de muerte en vida.
Ahora, me gustó de lo que escribí en ambos textos. En uno de ellos abordaba la película Joe de David Gordon Green. Película seca, de ritmo lento, pero con hechizo de sobra que nos brinda la que quizá sea la mejor actuación de Nicolas Cage en su carrera, actuación que nos hace olvidar sus vergonzantes deslices comerciales que le hemos visto últimamente.

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