sábado, junio 28, 2014

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Han sido días relativamente agitados. Se me vienen varios textos a preparar. Pero uno de ellos me significará un reto mayor, porque será la primera vez que escriba de Roa Bastos. Me pregunto por qué nunca antes he escrito de este gran escritor. A lo mejor, el motivo obedezca a la admiración temerosa que aún siento por su obra. Como si me hubiese estado cuidando de no caer en el lugar común de la admiración. Hay que ir con cuidado con Yo el supremo, esa catedral de palabras, quizá una de las mayores cimas de la alquimia verbal en castellano del siglo pasado.
Entonces voy a releer este novelón del paraguayo.
Ya empecé con los apuntes de rigor y más o menos proyecto cómo será el texto que voy a leer en julio.
Julio. Mes movido. Mi idea es participar lo menos posible en las actividades que a granel se dan durante ese mes. Antes solía participar mucho, le encontraba un gusto a la exhibición de conocimiento, ya sea este poco o mucho. Pero llega un punto en que te cansas, cuando detectas que escribes un texto que leerás bajo ciertas leyes, leyes que sin darte cuenta terminan mecanizándote. Por esta razón, para no convertirme en una máquina del figuretismo, he optado por lo más sano, o sea, solo participar en lo que me gusta y motiva, decisión que vengo cumpliendo desde hace ya buen tiempo.
Mientras espero la llegada del agitado mes de julio, me pongo al día con algunas publicaciones, como El lugar del cuerpo del boliviano Rodrigo Hasbún y El hombre de Pompeya de Carlos García Miranda, que me acompañan ahora que escribo el post. Por el momento, sus primeras páginas me anuncian un derrotero prometedor. Ojalá, es mi deseo, porque se tratan de publicaciones llamadas a ser reseñadas.
Por otra parte, me pongo a pensar en Cortázar. Me pregunto por qué está pasando desapercibido en Lima, como si sus 100 años fueran insuficientes. Ni un homenaje. Ni una mesa redonda… Felizmente, nunca faltan los atentos que ven el vacío, como este, imperdonable para cualquiera que se precie de lector, que contra viento y marea arman un Homenaje-Conversatorio que intente estar a la altura del gigante escritor argentino. En este sentido, mis felicitaciones para la gente de la revista Lima Gris. Bien ahí.

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