jueves, abril 09, 2015

268


Tengo un ligero dolor en la espalda, debido al esfuerzo físico que he estado haciendo últimamente. Pero no es nada del otro mundo, de cuando en cuando es bueno darle a los fierros, que no es la causa del dolor, sino el hecho de la ansiedad que le pongo a ciertas prácticas.
Con ese dolor me dispongo a encontrarme con Yesenia en la Católica. Subo a un taxi. Una vez acomodado, saco de mi mochila la novela La nieve estaba sucia de George Simenon.
Avanzamos como avanzamos en una natural mañana de supuesto otoño, de manera lenta y con la atmósfera cargada. Me sumergí en las páginas de la novela del belga.
El trayecto es más o menos largo, me desentendí pues de la realidad. Por lo general, suelo fumar y ver las calles, algunas que no he recorrido nunca, pero las miro para saber de sus cambios, transformaciones.
Cuando el taxi llegaba a Salaverry, tuve ganas de fumar. Lo que siempre hago en estos casos es pedir permiso, siempre, es pues una buena costumbre, no soy un fumador que impone su preferencia.
Sin embargo, no pude hacer la pregunta.
Había que desahuevar al taxista. Llamarle la atención.
No, el gilazo no estaba conduciendo mal. Estaba haciendo algo peor: desarrollaba un crucigrama mientras manejaba.
El crucigrama del Trome sobre el timón, con una mano conducía, la izquierda, y con los dedos de la derecha completaba los casilleros del nombre de una bataclana, de una torta helada, ¿por?, porque es pura gelatina, hijo.
“Oye, huevas, ¿por qué chucha haces eso? Para tu caña de una vez”.
El gilazo, un moreno de cabello laciado, me miró con la intención de responderme. En mi caso, estaba preparado para lo que sería un altercado. Además, en mi sangre había violencia.
Qué tal concha. Nadie tiene comprada la vida. Si te toca y te vas, te toca y te vas. Pero no esa manera, no bajo la irresponsabilidad ataviada de estupidez.
El taxi se estacionó.
El moreno de cabello laciado tenía la mirada puesta en sus manos que sostenían el timón.
Brotaba cólera de sus cachetes.
Pero a los cinco segundos se calmó, sus mofletes adquirieron el volumen natural.
Pidió disculpas y siguió la carrera.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal