lunes, septiembre 14, 2015

"la imaginación del padre"

Lo bueno de las ferias de libros, al menos para mí, es que puedes acceder a textos de autores extranjeros publicados por editoriales independientes de sus países. De los muchos libros que recibí, hubo varios que me gustaron, siendo uno de ellos La imaginación del padre (Lolita Editores, 2014) del escritor chileno Luis López-Aliaga. 
No quiero caer en discusiones demagógicas sobre el creciente interés de los narradores latinoamericanos actuales en apostar por el registro personal del “yo”, ni mucho menos en encontrar la validez literaria que podemos en encontrar en la figura del padre como tópico. Pienso que los libros se justifican solos sin necesidad de ampararse en registros y temas en boga. Este es el caso de la publicación de López-Aliaga, que no deberíamos encausarla en alguna nueva tendencia (o una por inventar), puesto que el libro se defiende solo como literatura, literatura de buena calidad. Así de simple. 
Es cierto, el autor hace uso de su referencialidad, pero esta se centra, como en realidad debe ubicarse toda narración desde el yo, en los detalles que sí nos pueden decir algo, en lo que el autor se siente no solo seguro, sino también fuerte. En este sentido, nos enfrentamos a la biografía como lector de López-Aliaga, biografía guiada por el peso del pasado familiar, puesto que su homónimo abuelo fue un exiliado peruano en Chile, uno de los fundadores del APRA y muy amigo de Luis Alberto Sánchez. La figura paterna no es dejada de lado, aunque al respecto resulta poco condescendiente, siendo este punto el que nutre de nervio a la voz narrativa del autor, nervio que nos permite encontrar en estas páginas la Verdad (ajá, en mayúscula). 
Podríamos estar ante un posible de cuentas. En parte, sí, pero este ajuste no apela al efectismo del trauma, más bien, marca distancia del recuento de los malos recuerdos, aquellos capaces de taladrarte en lo inefable, sino que opta por una mirada superada que encuentra su justificación en la exposición de lo que debería exponer y la salvación del autor precisamente en la lectura. Desde niño el narrador protagonista se revela como un precoz lector. En otras palabras, y hurtando, solo una parte, revisitamos la máxima de Truffaut: López-Aliaga prefirió ver la vida por medio de los libros. 
No son gratuitas las referencias hacia escritores peruanos como Luis Loayza, José Watanabe, Vargas Llosa, Bryce y Salazar Bondy. En cada uno de ellos, y en matices, encontramos una característica con López-Aliaga: el desarraigo interior. Es pues la mirada incompleta de la vida lo que permite al autor indagar en el pasado familiar desde el abuelo, recorriendo los mismos lugares que este recorrió en Perú, comprometiéndose con un contexto por demás ajeno, y estrechando lazos, a saber: su breve encuentro con su primo Santiago Roncagliolo. 
Sé que un libro como este podría despertar más de una especulación en cuanto al género en el que debe inscribirse. En lo personal, no soy partícipe de estas taxonomías, aunque si me permitiera abrigar una, hablaría de un híbrido. Suele decirse que basta una gota de ficción para teñir todo un texto de ficción. En esta oportunidad, reniego de ese dicho y prefiero ver el libro como uno de no ficción, cosa que aún sigo con la resonancia de Verdad que me ha deparado su lectura. 
Otra impresión que me ha dejado La imaginación del padre es que reafirma, y para variar una vez más, el gran momento de la narrativa chilena actual. En estos últimos años, ya sea por intereses literarios, o por apego emocional a Santiago, he tenido la oportunidad de leer novelas y cuentarios de autores chilenos. En alguna ocasión presenté una muy buena novela chilena y por esas cosas de la vida recibo no pocos libros del sur. Pues bien, en estas lecturas he encontrado un nivel de calidad que sustenta una realidad narrativa a la que haríamos bien en frecuentar, yendo a lo seguro con autores como Rodrigo Olavarría, Claudia Apablaza, Antonio Díaz Oliva, Romina Reyes, Pablo Toro, Diego Zúñiga, Francisco Díaz Klaassen, Constanza Gutiérrez, Matías Correa, Juan Pablo Roncone, Felipe Becerra, Simón Soto, Daniel Hidalgo, Maori Pérez y Esteban Catalán. 

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Publicado en LPG

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