jueves, septiembre 17, 2015

leí: "puente aéreo"

Hubo un tiempo algo llamado blogósfera. Así es, parece como si hablara de un fenómeno virtual lejano, con mayor razón ahora que los blogs han quedado en el olvido debido a la fuerza de las redes sociales. En ese tiempo del auge de la blogósfera, porque sí podemos hablar de un auge, no pocos escritores en el mundo se animaron a administrar uno. Muchos de ellos lo hicieron bajo el ánimo de medir la experiencia, otros con convicción y algunos por el mero hecho de figurar. 
En el caso peruano, la presencia del blog Puente aéreo resultó vital. Prácticamente, el blog del narrador y crítico Gustavo Faverón sostenía la blogósfera peruana. A saber, si un día Faverón dejaba de postear, quebrando así el ritmo de tres a cuatro posts diarios, no sucedía nada en los demás blogs que estaban atentos a sus posteos, ya sea para rebotar la noticia o para entrar en abierta discusión con Faverón. 
Hay que ponernos radicales en estas cuestiones en donde entran a tallar los egos exaltados y los resentimientos. Guste o no: el blog de Faverón marcó una época, un testimonio que ahora podemos ver en formato de libro gracias a la editorial Peisa. Y en lo personal celebro su publicación, por la sencilla razón de que estamos ante un intelectual que no duda en decir lo que piensa, sin importar cuánta gente se vea afectada. En un ambiente cultural como el peruano, tan inclinado a la zalamería, la mentira y la hipocresía, la voz de Faverón se convirtió en un mal necesario. Uno podía estar de acuerdo o no con sus puntos de vista, pero lo innegable era que estos puntos de vista yacían en un discurso solvente, por momentos imposibles de taladrar. 
Como era de suponer, no se podía incluir toda la vida virtual del blog en un libro. Por este motivo, nos enfrentamos a una selección de textos. Es precisamente en esta selección en donde nos topamos con el principal error de la publicación, puesto que la selección debió ser hecha por otros ojos y no por los del autor. La intención de Faverón fue mostrarnos un fresco de la variedad de temas que abordó en su blog, pero es precisamente en esa variedad, como los temas políticos (con los cuales estoy de acuerdo a nivel ideológico), y culturales, en donde nos topamos con un Faverón a media caña, que no trasciende. En estos tópicos encontramos a un Faverón a ritmo de entrenamiento. 
Sin embargo, en la selección de los tópicos literarios sí hallamos al Faverón que debemos tener más en cuenta. No exagero, todos los textos de la sección literaria son joyitas que nos impulsan a buscar los libros de los autores que escribe, nos sentimos motivados a investigar más en las corrientes literarias que aborda. En otras palabras: somos impulsados a querer leerlo todo. Esta epifanía la encontramos contadas veces en los artículos y ensayos literarios que se publican hoy en día. No nos debe sorprender: discutir la capacidad intelectual de Faverón en cuestiones literarias es una pérdida de tiempo. En los asuntos literarios no solo encontramos a un autor que sabe como pocos de literatura, sino también a uno furiosamente apasionado, polémico y, en especial, generoso en compartir lo que sabe. 
Tal y como está, Puente aéreo es un buen libro. Pues bien, si dos de las tres secciones se hubieran dedicado a la literatura, estaríamos hablando de un librazo.

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