miércoles, marzo 23, 2016

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Después de algunos días, ayer caminé por el centro. Era de noche y me dirigía a casa, pero decidí darme una vuelta por el Rímac, específicamente por el parque ubicado al pasar el Puente Trujillo.
Sé que algunos ex compañeros de Quilca se van a ubicar en ese parque. He estado ayudando en calidad de vicepresidente de la nueva asociación de libreros, pero mi ayuda ha sido más que nada en logística, no he estado haciendo los papeleos ni coordinando los trabajos que los libreros que sí estarán en el Rímac.
Había escuchado del avance de los trabajos, mas no los había visto, así es que me dirigí hacia allá. Total, quedaba cerca, además, pasaría por el Chabuca Granda y, como nunca, se me había antojado un dulce, quizá una mazamorra, o una mazamorra con arroz con leche.
El viento corría y sentía su fuerza estrellándose en mi cara. Me gustaba esa frescura, todas clases de manifestaciones de aire son más que bienvenidas. A metros del Chabuca Granda, opto mejor por un helado, dos bolas, una de fresa y la otra de chocolate. Sigo mi camino y ni bien cruzo el puente, puedo ver la instalación de los nuevos stands de los libreros quilquenses.
No lo niego, hay muchos cruces de emociones. No estaré con ese grupo y la verdad no que creo que vuelva a dedicarme al mundo del libro a no ser que tenga una librería tipo Brazenhead, pero estaré con estos héroes hasta el final. Es que eso es lo que son, héroes, que contra todas las adversidades han sabido levantar un espacio para el fomento de la cultura y la promoción del libro en un lugar de mucho tránsito de personas. Estas son las cosas que me reconcilian con la vida, que me hacen ver más allá de la demagogia de la que se valen los oficiales culturosos que hacen carrera bajo el discurso del fomento de la lectura. 
Me saco el sombrero ante estos libreros, que han trabajado muchos días bajo este inclemente sol, un sol cuyos rayos queman más en la tierra. Me quedé un rato conversando con ellos, siendo cómplice del humor y el doble sentido, hasta la llegada de “Tres patines” en un triciclo cachinero, todo un personaje.

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