miércoles, octubre 19, 2016

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Nostalgia noventera… Nostalgia noventera es lo que sentí cuando me puse al día con una película que vi gracias a la recomendación de Pamela. Una película que por esas cosas inexplicables de la vida se me había escapado, pero como nunca es tarde, me puse al día con Reality Bites (1994) de Ben Stiller.
La película está muy lejos de ser una obra maestra, pero ha sobrevivido en lo esencial, a cuenta de la sensibilidad de los que vivimos nuestra primera juventud en los años que aparentemente el mundo atravesaba una etapa de recambio, sumiendo a sus jóvenes de entonces, sin importar el contexto del que formaban parte, en una suerte de nihilismo drogo, bajo la idea de que se tenía que avanzar cuando necesariamente no se sabía hacia dónde uno se pudiera dirigir. La idea era progresar, ser alguien, o, al menos, estar encaminado hacia “algo”. Muchos abrigaron destinos prácticos en el mediano plazo, como mucho, otros en cambio se abocaron a buscar sus vidas sin ese mandato del sistema mundial, otros que se dieron su tiempo para ubicarse primeramente ellos mismos.
La película va sobre este segundo grupo, los personajes de Stiller no son más que metáforas de las distintas sensibilidades que van a su propio encuentro, aunque ese encuentro no está enlazado con un sendero idílico, por el contrario, se alimenta de la épica emocional, en un enfrentamiento por no dejarse tragar por la realidad.
Mientras miraba la película, acabando puchos al hilo, y dando cuenta de una botella de vino, secándola del pico, me fue imposible no experimentar una revelación, que bien podría ser un escudo contra las críticas (gratuitas) de la chibolada de la nueva generación, que critican la pasividad de aquellos que frisan la mitad de la base tres y que transitan hacia la cuatro, una crítica burlona que yace en los excesos vitales que signan a la chibolada de hoy, cuando lo cierto es que esa generación hizo mucho más que esta, pensemos pues en la construcción de una memoria colectiva que ya quisiera tener esta chibolada, que viéndola en frío es, sin duda, la más vergonzosa de la historia (si es que nos referimos a la peruana). 
En esa aparente pasividad noventera hubo un idealismo, seguramente con su inevitable cuota de autodestrucción, y, ante todo, parte de esa generación sí se atrevió a enfrentar una circunstancia y esa lucha es lo que refleja Reality Bites.

2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

por ahí vi qué stiller tiene los de rechos de guerracivilandia en ruinas. qué sabes de eso, gabriel?
un saludo.
cristian briceño

11:33 a.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

hola Christian

sé lo mismo que tú

ss

G

7:13 p.m.  

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