miércoles, junio 07, 2017

soluciones

Lo peor que le puede pasar a uno es cruzar la ciudad en hora punta. Por lo general, evito esa experiencia, y la evito desde hace más de seis años. Sin embargo, ayer estuve muy metido en un texto que no calculé bien el tiempo que debía tomar para ir en calma a San Miguel, en donde tendría una reunión con un literato cascarrabias, al que aprecio mucho y trato de evadir, pero ayer hice una excepción porque luego de la reunión con este amargado de la vida, fui a Cineplanet a ver Get Out, película de la que varios amigos me estaban hablando muy bien. En Cineplanet San Miguel es el único lugar en Lima en que aún la pasan y todo indica que esta será su última semana en cartelera.
El viaje en taxi me demandó cerca de una hora y cuarto, a cuenta del tráfico, pero condimentada con la estupidez de los choferes y la majadería del taxista que me tocó. Estos elementos hicieron insoportable el trayecto, en el que, en principio, pensé releer fragmentos de un cuentario de Bonilla. Pude sobrevivir gracias a la conversa de chat de Facebook con Martha, a quien le contaba mis inevitables pesares en esta gran ciudad. Ella vive en una ciudad de no más de medio millón de personas, dato, que en su sola esencia, me resulta paradisiaco. Sin embargo, y más allá de las frenadas y pisadas del viejo majadero, no deja de sorprenderme el cambio urbanístico de la ciudad, pero me refiero al cambio inalterable, a la arquitectura que sobrevive al mal gusto de las empresas inmobiliarias, cuya política de cemento aún sigue presente y a la que mucho peruano con dinero pero sin nivel cultural anhela pertenecer. 
Me puse a pensar en lo que necesitaría esta ciudad como solución. Entonces, recordé que escribí sobre La ciudad como utopía, magnífico trabajo editorial de Alejandro Susti, en donde reúne los artículos periodísticos de Sebastián Salazar Bondy sobre Lima. Habría, pues, que volver a los que saben y dejar de prestar atención a los actuales vendedores de sebo de culebra. La solución está en los que pensaron esta ciudad bajo el ánimo de la buena voluntad.

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