miércoles, julio 12, 2017

de mafiosos e hijos de puta

El martes, luego de mis horas de investigación en la BNP, decidí ir a La Rocca por un espresso y un pan con chicharrón. Mientras caminaba hacia el café, a paso lento y con un pucho recién prendido, revisaba las últimas noticias sobre la tragedia ocurrida el pasado domingo en el Cerro San Cristobal, quizá uno de los espacios más populares de la ciudad.
De lo leído, no me sorprende que ningún organismo edil quiera hacerse cargo de la responsabilidad del accidente. Tanto la Municipalidad de Lima como su homóloga del Rímac están capitaneadas por dos alcaldes de dudosa calidad moral, sindicados por sus vecinos como enemigos de la decencia y arrechos de poder económico cada vez que tienen la oportunidad de llenar sus bolsillos.
Pero no solo hablamos de un par de sinvergüenzas, como lo son Luis Castañeda Lossio y Enrique Peramás, sino de las sendas redes de corrupción que representan. Redes de corrupción que ahora han entrado en conflicto a causa de la tragedia, el conflicto es tal que ni siquiera pueden redactar un comunicado entendible contra la informalidad turística, la misma que ellos permitieron que funcione en el trayecto que comunica a la cima del cerro.
Imaginaba esta situación: Castañeda y Peramás, haciendo múltiples llamadas, rodeados de papelucheros, de los que uno por bando, ya conversado y negociado, “aceptará” la responsabilidad administrativa, porque eso es lo que quedará de todo ello, la burocracia como salvación mediante en un vasallo que por lo bajo será recompensado de algún modo. Así funcionan las mafias. 
De lo otro, de los hijos de puta que robaban a los heridos y muertos del accidente. Si en caso yo hubiese estado presente, no me conformaba solo en la airada queja verbal, sino pasaba a la acción inmediata, a la justicia que vale en esos momentos: un letal ladrillazo en la cabeza. Hay gente que no merece vivir, así de simple. 

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal